Los romanos le dieron el hito que hace que esta ciudad sea memorable ahora y para siempre: el Acueducto. Y es de esperarse. Es un trabajo de ingeniería asombroso que tiene casi 30 metros de altura y cuenta con 163 arcos. Lo más sorprendente de todo es que sus bloques de piedra encajan perfectamente, sin ningún tipo de mortero.
También vale la pena visitar Segovia para disfrutar de su esplendor medieval, patrimonio tanto de su riqueza ganadera como textil.
Visitar la ciudad puede proporcionar una satisfacción cultural infinita gracias a sus edificios medievales como la Casa de los Picos, el Torreón de los Lozoya y la Alhóndiga. Y no olvidemos el antiguo barrio judío, el Barrio de los Caballeros, la Catedral, etc.
Segovia es una ciudad castellana resistente, antigua y clásica, tradicional, que ofrece historia y buena cocina. Recuperar fuerzas después de una larga visita cultural es obligatorio: guisos, caza, lechones asados y cordero son platos imprescindibles. Si visita la ciudad en invierno, los hornos de leña harán una estancia acogedora y mantendrán a raya el frío.
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